Fernando Saldaña

Fernando Saldaña es cuentacuentos, actividad que compagina con el teatro, la magia y el circo. Durante mucho tiempo (16 años) dibujó su conciencia a través de un chiste diario en “El Adelanto”, también habló desde la Radio en el programa A vivir que son dos días. Radio Salamanca, Cadena SER (8 años), y se dejó ver en las pantallas de televisión en el Programa “De vuelta y media” (1 año) en Iris Televisión. Fue contertulio habitual en otras cadenas de radio y televisión.

Desde todos esos medios denunció la dejadez municipal hacia la cultura, así como criticó otras muchas actitudes que afectaban al desarrollo de Salamanca (construcción del parking de Los bandos, derribo del Depósito Municipal, pretendida tala de árboles en la Plaza de Vidal, etc.) De igual manera gritó desde el movimiento vecinal, presidiendo la Asociación de Vecinos Asamblea, de Chamberí.

Su voz intentó ser callada cuando, junto a los Amigos del Museo de la Casa Lis, se manifestó en contra de la actitud del Ayuntamiento de Salamanca, que se negaba a reconocer la deuda pendiente con el Museo. Ahí fue apartado de cualquier actividad que desarrollara con el Instituto Municipal de Educación (IME) de Salamanca, con el que venía colaborando desde su fundación.

Un tiempo después se le impidió contar cuentos en las Bibliotecas Municipales salmantinas, rompiendo todo vínculo con la Institución Local.

Su veto ha sido siempre en forma de orden verbal a los funcionarios encargados de programar, sin que conste tal mandato por escrito (¿quizás porque de hacerlo se demostraría una conducta de prevaricación?).





Algunos de los textos más críticos:

Pregón en la Fiesta del Museo de Casa Lis.


Plaza de Anaya. 2006

Buenos días a las gentes
que han venido a acompañarnos,
aunque viendo lo que hay,
no sé si están acertados,
pues mirando en derredor
creo que están rodeados
de gentes con pocas luces
y ciertamente insensatos,
que han tenido la osadía
de pedir a un deslenguado
que pronuncie este pregón
que haga el día inaugurado.

Me propongo hacerlo en verso
como se hiciesen antaño.
No tema la concurrencia,
que no ha de salir pesado,
pues contra el sobrepeso
llevo veinte años luchando.

Me alegra ver que la fiesta
ya se ha consolidado
y que podemos reunirnos
un año y otro año.
No hace demasiado tiempo,
entre problemas extraños,
nos citamos aquí mismo
a denunciar el agravio
que el alcalde había hecho
a todos los ciudadanos
al permitir que cerrara
el museo más visitado.
Con el tiempo los problemas
se han ido solucionando,
o, cuando menos, nos dicen,
están siendo parcheados.
Lo cierto es que con nosotros
comparecen en el acto
quienes ayer intentasen
ver el museo cerrado.
Sean todos bienvenidos,
a ellos tiendo mi mano
-y espero que así la acepten-
por este paso que han dado.
Sepan que nos separan
razones de peso claro,
pero hoy prefiero mirar
lo que aquí nos ha juntado.
Queden fuera, pues, rencores,
que de juzgar lo pasado
se encargan los salmantinos
y algún que otro magistrado.

Mas antes de proseguir,
vamos a echar un vistazo
a lo que han sido los años
que el museo ha acumulado.
Sea el primer recuerdo
para el amigo y paisano
Manuel Ramos Andrade,
a quien tantos añoramos.
Vinieron luego los tiempos
de irse consolidando:
creció el Museo en sus piezas
en fama y en resultados
y sus obras ahora viajan
demostrando lo acertado
de la gestión realizada
por Pedro Pérez y Castro,
que ha luchado con denuedo
en lo bueno y en lo malo.
Y no es suyo todo el mérito,
que a su lado han estado
tomando las decisiones
patronos del Patronato,
y han estado los Amigos
dando fuerzas al desánimo.
Mas dejémonos de bombos
y vayamos con cuidado
que quien mucho se enaltece
creído se hace al rato.

Repasemos otros temas,
que no sería acertado
en la fiesta de un museo
omitir los comentarios
de otros puntos que preocupan
a cientos de ciudadanos.
Prometo hacerlo con tiento,
no se vaya de mis labios
algún comentario injusto
sin pretender pronunciarlo,
pero al mismo tiempo, digo,
será firme el comentario,
que una cosa es ser prudente
y otra cosa es no ser franco.

La Casa Lis es cultura
y ya que el bicho he nombrado,
agarremos por los cuernos
a tan temible morlaco.
Se avanza en algún sentido,
llenan las calles de actos,
mas un servidor echa en falta
que se haga con el tacto
de quien mira hacia el futuro,
a lo que tienen al lado
y no solo a lo de fuera,
aunque sea muy gallardo.
El pez grande se come al chico
y frente a tanto bocado
corremos todos el riesgo
de llevar al menoscabo
a quienes mucho trabajan
sin recibir el pedazo
de la tarta que se sirve
en su mesa y a su lado.
Y no les hablo, señores,
de dineros o contratos,
que aunque a nadie amarga un dulce
y los euros y centavos
sean siempre bienvenidos
sin que se les hagan ascos,
debemos hacer un hueco
al estudio y al ensayo,
a los centros de enseñanza,
a potenciar el trabajo
de todos cuantos se esfuerzan
para vivir del teatro,
la escultura, la poesía,
la pintura, danza o canto.
Debemos darles apoyo,
que puedan subirse al carro
de los tiempos que se escapan
sin que puedan alcanzarlos.
La cultura es paso firme,
paso corto o paso largo.
La cultura es laborar
sin jactancias, sin boato.

No debo, hoy, tomar partido
en la guerra de los Bandos,
ni debo hablar de papeles,
ni de nombres expoliados,
ni de casas de murallas,
ni de despidos pagados,
que amén de no ser el tiempo
ni ser tampoco el espacio,
a poco que me conozcan
saben de qué va mi palo.

Pongamos, pues el final,
a este extenso alegato.
Sólo un último detalle
quiero que quede muy claro:
nadie dude que el romance
sólo a mí me ha vinculado,
que lo dicho yo lo asumo
sin que lo den por firmado
cuantos quisieron hacerme
el honor de encargarlo
y, ni siquiera pidieron,
antes de hoy, escucharlo.
Y para que no haya dudas
y nadie se llame a engaño,
lo rubrico ante la plaza
pues odio el anonimato,
mi apellido es Saldaña
y mi nombre es Fernando.
¡Puede empezar ya la fiesta
Que comiencen ya los actos,
Los talleres, diversiones…
y que sean del agrado
de todos los que han venido
hoy, también, a acompañarnos!
La Casa Lis está viva
¡Volvamos a festejarlo!